CAUSAL: INMUNOTERAPIA
Hoy en día disponemos de una herramienta eficaz para evitar estas reacciones ulteriores: la inmunoterapia (IT) con extracto purificado de venenos.
La IT es el tratamiento habitual de las enfermedades alérgicas mediadas por IgE. Su objetivo es modificar la respuesta inmunológica: producir una desensibilización.
Este tratamiento se realiza de forma preferente en los hospitales. Está indicado en adultos y niños con reacciones alérgicas generalizadas tras picaduras de abejas o avispas, junto con pruebas alérgicas positivas a dichos himenópteros tras valoración por alergólogo.
En líneas generales consiste en la administración subcutánea de dosis inicialmente muy bajas del extracto alergénico, que progresivamente se van incrementando a intervalos regulares hasta alcanzar una dosis máxima.
Una vez alcanzada ésta se continúa con una pauta de mantenimiento en la que se administra esta dosis máxima cada mes o cada dos meses durante un tiempo relativamente largo, que en la mayoría de los casos es de 3 a 5 años.
(Figura 20).
En el caso que nos ocupa la inmunoterapia se realiza inyectando cantidades crecientes de veneno del himenóptero escogido hasta llegar a 100 ó 200 μg. Su eficacia es alta: hay una curación en el 95% de los pacientes tratados con veneno de abeja y en el 98% de los tratados con veneno de avispa.
Historia de la Inmunoterapia
Los primeros intentos de tratamiento con vacunas de veneno se llevaron a cabo a finales de la década de 1920. Se utilizaron extractos de veneno y de vesículas de veneno (bolsas que contienen el veneno). Pero el alto porcentaje de reacciones adversas así como la publicación en 1.930 del éxito obtenido en la desensibilización de un apicultor usando extracto de cuerpo de abeja condujeron al uso generalizado de estos extractos, mucho mejor tolerados que los de veneno.
En 1.965 se demostró que el veneno contenía alérgenos que no estaban presentes en los extractos de cuerpo. Por las mismas fechas se publicaron un par de trabajos que demostraron que los extractos de cuerpo no eran útiles en el diagnóstico de alergia a venenos. Posteriormente surgieron muchos estudios que demostraron la inutilidad de la IT con extractos de cuerpo.
Desde 1.974 quedó totalmente establecido que para el diagnóstico y tratamiento de la alergia a venenos de himenópteros había que usar extractos de veneno. Actualmente se han abandonado los extractos de cuerpo y contamos con multitud de trabajos que demuestran la alta eficacia (>98%) de esta IT.
Pautas de administración
La IT en general y también la IT con venenos puede administrarse con diferentes pautas de inicio según la rapidez con que se alcance la dosis de mantenimiento:
- Pauta clásica: Las dosis se administran semanalmente, una dosis a la semana, hasta llegar a los 100 µg. El tiempo empleado es de unas 14 semanas.
- Pauta agrupada: se administran varias dosis al día, un día a la semana. Permite llegar a la dosis máxima en un plazo mucho más breve, de una a tres semanas.
- Pautas rápidas y ultrarrápidas: Se llega a la dosis de 100 µg a lo largo de uno o dos días. Tienen más efectos adversos que las previas.
Actualmente la pauta recomendada es la agrupada porque las reacciones adversas son similares a las de la pauta clásica y el paciente queda protegido en sólo 7 a 21 días. Para que esa protección se mantenga en el tiempo y sea duradera es necesario que las dosis máximas se repitan inicialmente cada 4 semanas y progresivamente se espacian cada 8 semanas durante 5 años.
En algunos pacientes la dosis de mantenimiento se aumenta hasta 200µg para obtener mayor protección frente a nuevas picaduras. La pauta agrupada es la forma de administración que se realiza en gran número de servicios de alergia de nuestro país. Aunque tiene el mismo índice de reacciones adversas, cada día el riesgo es mayor por el número de dosis administradas, por lo que se recomienda que se realice con el paciente bajo control estricto.
Efectos adversos de la inmunoterapia
Las reacciones adversas que encontramos son similares a las respuestas ocasionadas por las picaduras naturales. Es decir, desde una reacción local en el lugar de la administración, hasta cuadros generalizados graves.
La frecuencia y gravedad de las reacciones dependen de múltiples factores pero en general puede establecerse que las reacciones más graves suelen aparecer en los pacientes que sufrían también cuadros más graves con las picaduras.
Se estima que entre el 12% y 20% de los pacientes pueden presentar reacciones generalizadas con la IT de veneno de himenópteros, generalmente durante la fase de iniciación y consiste en su mayoría en reacciones leves que no requieren tratamiento con adrenalina. Hay muchos factores que pueden influir en ello, tanto dependiente del individuo como del propio insecto.
Este tratamiento se realiza de forma preferente en los hospitales, donde el paciente permanece en observación (de 30 minutos a una hora según el la fase en la que se encuentre) tras cada dosis, por si se produjera alguna reacción severa. En muchos pacientes es un tratamiento vital e insustituible, y está indicada en personas de edad avanzada o con patología de base (EPOC, cardiopatía isquémica…) que aumentan el riesgo de reacción adversa.
Seguimiento
El 95% de los pacientes con reacciones sistémicas, sometidos a inmunoterapia, no experimentan nuevas reacciones generalizadas con las futuras picaduras. La inmunoterapia una vez conseguida la dosis de mantenimiento debe prolongarse al menos 5 años. Durante este período, anualmente se repiten las pruebas cutáneas y la IgE específica observando su disminución o negativización.
Estas pruebas diagnósticas no resultan definitivas a la hora de determinar el grado de protección de los pacientes ante una nueva picadura, aunque una negativización de las pruebas cutáneas, junto a la desaparición de la Ig E específica, pueden indicar protección clínica. En la mayoría de los pacientes, los efectos beneficiosos siguen persistiendo tras la suspensión del ciclo de inmunoterapia.
Prueba de picadura controlada
La picadura controlada es la prueba más fiable para valorar la eficacia de la ITE, comprobando la protección en los pacientes tratados con inmunoterapia e identificando a aquellos que no están adecuadamente protegidos. También se puede usar para valorar el grado de protección una vez que se ha interrumpido la inmunoterapia.
Consiste en someter al paciente a una picadura del insecto al que inicialmente era alérgico.
(Figura 21).
Al ser picada, la persona ya no experimenta la reacción alérgica inicial: aparecen solamente síntomas locales o síntomas generales leves. También tiene sus limitaciones y no puede considerarse de forma absoluta como un indicador seguro de protección. Una picadura espontánea bien tolerada puede también informar sobre la eficacia del tratamiento, pero la posibilidad de una falsa identificación del insecto responsable (cosa más probable en el caso de avispas) la hace menos fiable.
Se realiza en algunos servicios de alergia solamente. Debe ser siempre interpretada con cautela por el alergólogo y contar con la autorización del paciente.