Hallazgo reconocido
Volver a NoticiasFuente: www.lavozdigital.es
Una revista francesa publica un trabajo de Íñigo Sánchez, biólogo del Zoológico de Jerez que ha descubierto una nueva especie de avispa
La revista francesa, Annales de la Société Entomologique de France, una de las más antiguas y prestigiosas de entomología a nivel mundial, ha publicado un trabajo de Íñigo Sánchez, biólogo conservador del ZooBotánico de Jerez. La publicación ha incluido en su último número un artículo sobre la nueva especie de avispa descubierta por él durante el verano de 2004 en el Parque de las Aguilillas, llevando la imagen de este ejemplar a su portada. En el artículo se hace una revisión de las avispas que provocan agallas en las plantas del género Picris (una compuesta de la familia de las margaritas). Son tres especies, incluida la descubierta por el biólogo conservador del ZooBotánico, consideradas como nuevas para la ciencia, y en dicho artículo también se aportan claves para distinguirlas. Cabe destacar que estudios posteriores han permitido localizar a esta avispa en cuestión en varios lugares más, tanto de la provincia de Cádiz como incluso en el Algarve portugués. «Las investigaciones de Ignacio Sánchez en torno a esta nueva especie se remontan al verano de 2004, fecha en la que encontró las agallas que producía esta avispa en las plantas situadas en el Parque de las Aguilillas. Desde entonces nuestro biólogo ha llevado a cabo una intensa y larga labor que actualmente ha dado lugar a la publicación de este artículo», explicaba ayer África Becerra, delegada de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Jerez. Tal como se recoge en la web del propio Zoo, Sánchez relataba a finales de 2003 que habían reparado en la presencia de ciertas agallas en las hojas y tallos de Eucalyptus camaldulensis en una plantación de esta especie en los alrededores de Jerez. «Durante los siguientes meses recogimos muestras de estas agallas para su estudio en laboratorio y tratamos de buscarlas en otras localidades próximas», añadía. A los pocos días comenzaron a emerger los primeros insectos. Se trataba de pequeñas avispas de la familia Eulophidae, «de poco más de un milímetro de longitud total y de color marrón con un ligero brillo metálico azulado». Curiosamente, todos los ejemplares obtenidos fueron hembras. Tratando de comprobar si se trataba de uno de los himenópteros inductores de agallas que se han citado fuera de Australia, «pudimos averiguar que se trataba de una plaga recientemente detectada en otros países mediterráneos (Italia, Marruecos, Argelia y Grecia), Noreste de Africa (Kenia y Uganda) y próximo oriente (Israel, Jordania, Irán, Siria y Turquía). Se da la curiosa circunstancia de que se trata de una especie desconocida por la ciencia y aún no detectada en Australia, de donde sin duda procede. «Probablemente en su lugar de origen posea predadores específicos que limitan su proliferación», explica el biólogo jerezano. Abultamientos Ya entonces avanzaba que «este himenóptero ataca preferentemente a Eucalyptus camaldulensis, la especie de eucalipto cultivada con más frecuencia en nuestro país». Concretaba que la avispa provoca abultamientos de varios milímetros dispuestos en serie a lo largo de los peciolos, los nervios medios de las hojas adultas y las ramillas jóvenes. «Estas agallas son verdes al principio, tornándose rojizas con el tiempo. Esta plaga afecta sobre todo a ejemplares jóvenes y rebrotes, aunque hemos tenido ocasión de comprobar altos niveles de infestación en eucaliptos adultos. Por el momento no se sabe cómo puede afectar al desarrollo futuro de los ejemplares, aunque se piensa que puede perjudicar bastante a las nuevas plantaciones de eucaliptos», concluía.