El término “fiebre del heno” fue propuesto por el médico inglés John Bostok en 1819 para describir en una serie de pacientes una “afección de los ojos y la nariz que solo se manifiesta en verano”. Dado que el término fiebre era empleado con frecuencia para definir cualquier enfermedad y como se pensó que el heno era su causa, se propuso este término, aunque desde hace tiempo sabemos que los casos descritos corresponden a una rinoconjuntivitis estacional por alergia a pólenes.