LA SEAIC OFRECE INFORMACIÓN DIVULGATIVA SOBRE ALERGIA A FRUTOS SECOS
Cualquier fruto seco puede dar alergia.
Los cacahuetes ocupan el primer puesto en el contexto mundial dado su gran consumo en el continente americano y países anglosajones. En España, observamos con más frecuencia, reacciones por nueces y avellanas, esta diferencia está condicionada por los hábitos de alimentación de diferentes zonas geográficas.
La edad de presentación de alergia a frutos secos puede ser cualquiera. Lo más frecuente es que comience en la infancia, en torno a los 3-4 años, aunque sabemos que depende de la zona geográfica, costumbres, dieta, edad de introducción temprana o tardía, carga genética etc.
La causa concreta por la que aparece la alergia a alimentos es multifactorial y desconocida. Existen diferentes teorías sobre por qué la alergia alimentaria es cada vez más frecuente. Los estudios apuntan hacia una mayor prevalencia con el estilo de vida en países industrializados que conlleva un aumento de pacientes con dermatitis atópica, rinitis alérgica y asma.
La “forma de ser alérgico” a los frutos secos y su pronóstico lo marca el análisis molecular que tenemos accesible desde hace pocos años. Se puede hacer aproximaciones mediante las pruebas cutáneas, pero es en los análisis de sangre como podemos determinar “a qué proteína de los frutos secos soy alérgico”.
Los niños que son alérgicos a las proteínas de almacenamiento de los frutos secos, suelen debutar con reacciones más severas, aunque la cantidad del alimento sea pequeña. Es decir, tienen un menor umbral de tolerancia. Estas proteínas son muy estables a la temperatura (cocción), pH ácido (digestión) y mantienen su estructura a pesar de cocinar los alimentos. Incluso se ha visto que la forma de procesar los cacahuetes (tostados) puede provocar mayor alergenicidad. Estos pacientes alérgicos a proteínas de almacenamiento llegan a la edad adulta y mantienen síntomas graves con la ingesta de frutos secos, incluso con trazas.
Los pacientes alérgicos a LTP (por sus siglas en inglés proteína transportadora de lípidos), pueden debutar con alergia a frutos secos en la edad adulta y sus síntomas pueden ser más leves como picor de boca con muchos alimentos, o más graves como urticaria, broncoespasmo o anafilaxia. Estos pacientes suelen asociar alergia con cofactores (ejercicio físico intenso, alcohol, toma de antiinflamatorios, fiebre, mal estar general, menstruación, falta de sueño). Son pacientes que se sensibilizan a la familia de las rosáceas como son las frutas de hueso central como melocotón, nectarina, ciruela, cereza, manzana y, por similitud, a los frutos secos.
La LTP es muy ubicua en el reino vegetal. Los pacientes pueden presentar, por reactividad cruzada, síntomas con distintos alimentos vegetales (frutas, frutos secos, legumbres, cereales, hortalizas). Son pacientes complejos y heterogéneos. A veces, estos pacientes pueden tolerar de nuevo los alimentos que les dieron reacción, si retiramos los cofactores. Los síntomas pueden ser graves, persisten en el tiempo y presentan gran restricción dietética lo que afecta a su calidad de vida.
El paciente alérgico a frutos secos debe conocer el “perfil de su alergia” y conocer qué tipo de alimentos no puede comer. Acudir a su alergólogo para conocer en detalle su alergia y mantenerse informado es fundamental. Es importante portar siempre su medicación de rescate y estar alerta a los alimentos que consumen, especialmente fuera del domicilio, e informar siempre de su alergia a los anfitriones.