Los pacientes alérgicos a alimentos deben evitar los productos que contienen o pueden contener aquellos a los que el paciente es alérgico. Haber tolerado alimentos con trazas, no garantiza que vaya a seguir haciéndolo en el futuro.
El tratamiento de elección de la alergia a alimentos consiste en algo tan sencillo, pero a un mismo tiempo tan complicado, como es la evitación de aquellos productos que la desencadenan. Esta tarea, aparentemente simple, se ve dificultada por los métodos de fabricación y manipulación por los que pasan la mayoría de productos alimenticios que se consumen habitualmente.
Hay alimentos cuya evitación es relativamente sencilla, pero su completa eliminación de la dieta adquiere tintes trágicos cuando hablamos de leche, huevo, frutos secos o cereales que, a su vez, son algunos de los desencadenantes de alergia más frecuentes, especialmente en los primeros años de vida. Y es aquí donde entra en escena una palabra temida por la mayoría de los padres de niños alérgicos: las trazas.
Definir a qué cantidad se corresponden las trazas de un alimento es difícil, puesto que en realidad queda al arbitrio de propio fabricante. El Real Decreto 1245/2008 establece que no serán de declaración obligatoria en el etiquetado aquellos alimentos que estén por debajo del 2% del producto final, salvo las excepciones de los alimentos que producen alergia con más frecuencia, entre ellos aquellos que hemos comentado anteriormente. Parece que este sería el límite que distinguiría una “traza” de un “ingrediente”.
Para más complicación, tenemos el inconveniente de que en los últimos años muchos fabricantes han adquirido la costumbre de incluir en muchas etiquetas fórmulas del tipo “puede contener trazas de…” o “fabricado en instalaciones, donde también se manipula…” que, lejos de aumentar la seguridad de los consumidores, lo que hacen es limitar la dieta de muchos niños y, además, producir un mayor desconcierto a la hora de elegir un producto, puesto que cada vez es más difícil distinguir a aquellos alimentos que en realidad llevan un ingrediente determinado.
En el último año se publicaron varios documentos en Reino Unido en los que se estudiaron alimentos que aseguraban que “podían contener” trazas de varios alimentos, entre ellos los frutos secos, y cuya presencia sólo se detectó en menos de la mitad de los alimentos procesados que así lo reflejaban.
Este tipo de maniobras puede llevar a algunos alérgicos y padres de niños alérgicos a pensar que los avisos de “puede contener” no deben ser tenidos en cuenta, con resultados desastrosos en algunas ocasiones, como el caso de un joven de 22 años que recientemente falleció en EE. UU. tras comer una barra de chocolate que había tolerado en otras ocasiones.
Cuando unos padres consultan sobre si su hijo debe evitar las trazas del alimento que le produce alergia, o asegura que habitualmente tolera los alimentos que contienen trazas, la única respuesta posible es la recomendación de evitar los productos que contienen o pueden contener aquellos a los que el paciente es alérgico. Y es importante recalcar que haber tolerado alimentos con trazas, no garantiza que vaya a seguir haciéndolo en el futuro.
Dr. Alberto Alvarez-Perea