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El olfato y la ópera

Carlos Escobar Sánchez

Murcia, 24 de Noviembre de 2016.

El olfato es el sentido más primitivo y el primero en aparecer en la escala evolutiva, siendo vital para el apareamiento y la supervivencia en el mundo animal. Aunque la importancia evolutiva del olfato se ha perdido en el ser humano, existen muchas interconexiones de este sentido con los centros de la memoria y las emociones. Así, aprendemos a asociar los olores con situaciones agradables y desagradables, de rechazo, de miedo, de atracción o de recuerdo.

El olfato quizá sea el sentido menos valorado por los poetas y escritores, de cuyas letras nacen las composiciones operísticas. Pocas veces se hace alusión a olores y, cuando se hace, suele hacerse en un contexto mucho más amplio, como parte de la descripción de un escenario donde también intervienen el resto de sentidos. De ese modo el olfato se convierte en un acompañante de tercera categoría frente a otros sentidos considerados como principales, como son la vista y el oído e incluso va por detrás del tacto y del gusto.

Los protagonistas de las óperas, ya sean mujeres, hombres, niños o ancianos, se relacionan entre sí a través del olfato, convirtiéndose éste en un elemento que los hace  más creíbles como personas. Cuanto más profundo sea una arte, mayor debe ser la comprensión de la condición humana y el sentido del olfato permite descubrir aspectos humanísticos muy interesantes.

Existen situaciones donde intuimos que el olfato tiene un papel relevante en la trama, pero en esta conferencia nos vamos a ceñir a óperas cuyo textos contienen claras referencias al olor, “odore” en el idioma italiano, “Duft” en el alemán y “odeur” en el francés. El hilo conductor es un trayecto imaginario por lugares de Europa y Asia, considerando la ciudad de Sevilla como punto inicial y de llegada.

Sevilla es el escenario de la ópera “Carmen” de George Bizet. El mito de la mujer fatal es un tema recurrente desde los tiempos bíblicos y de los arquetipos más célebres es el de Carmen, la bella zíngara que el compositor francés recreó con una música sensual donde la flauta es un instrumento omnipresente en la orquesta. Desde el estreno de “Carmen” en la Ópera Cómica de París en 1875, la obra ha tenido un éxito notable con numerosas representaciones por todo el mundo.

La bella zíngara tiene un perfecto dominio de su cuerpo, de las ideas del bien y del mal y de la estrecha línea que separa la vida de la muerte. Para ella la felicidad reside en la inconstancia, la esencia de la vida en el cambio y la base del amor en la libertad, de forma que no necesita conquistar a los hombres ya que éstos se sienten atraídos por ella de forma repentina.

Bizet nos muestra una Carmen con una sexualidad irresistible que no se comporta como una criminal, sino como una mujer astuta, independiente y no sujeta a normas. Es una gitana que desea vivir el presente vital valorar demasiado el amor duradero y lo que sienten el resto de las personas. Además, más que una feminista, es una mujer muy individualista y libre en el amor, sin necesidad de rendir cuentas a nadie.

Nuestra protagonista nace libre y muere libre, aceptando su destino sin fatalismo. Carmen viste de rojo y de negro, colores de las cartas donde lee su propio destino. Esta seductora con tanto poder en la mirada y en su físico, es ingeniosa y sincera cuando previene a Don José de los problemas que le esperan si decirle seguirla.

Por su parte, Don José, un simple y tímido soldado navarro, hasta el momento centraba su vida en relación con su madre y su infancia idílica prolongada con su novia Micaela. Pero esta sexualidad tan reprimida se vuelve incontenible cuando cae en la redes de Carmen, la cigarrera sin reglas, lo que destroza su carrera militar y su honor. Don José se encuentra atrapado por una pasión que va más allá de su capacidad de comprender y el hechizo amoroso se mantiene por el recuerdo del perfume de la flor que le lanzó Carmen:

DON JOSÉ

La flor que me tiraste en la prisión, aún marchita, conmigo estuvo, esta flor mantenía su dulce perfume. Y por muchas horas, sobre mis ojos, con los párpados cerrados, de ese perfume me embriagué ¡y en la oscuridad tu rostro veía!

Seguimos en la Sevilla del siglo XVII donde la figura de Don Juan es recreada de una forma muy lograda por el binomio Mozart – Da Ponte en su inmortal y perfecta ópera Don Giovanni. El personaje principal está tan dotado de humanidad que conforme transcurre la obra, todos sentimos una paradójica compasión por él, especialmente dada la temática tan poco moralizadora de la composición.

Se podría decir que la música que compone Mozart nos acerca a Don Giovanni a pesar de nuestras convicciones morales. Descrito como un ser orgulloso, decidido y valiente, estamos frente a un amante que pone toda su pasión y ardor en la conquista del corazón femenino y lo hace de una forma auténtica y legítima, aunque no mantenga el compromiso más allá del primer encuentro.

Esto explica la admiración de su criado Leporello y la atracción que sienten los tres personajes femeninos por él (Doña Anna, Doña Elvira y Zerlina). En la memorable cuarta escena del acto primero, justo antes de la entrada de Doña Elvira, Don Giovanni presiente su aparición y le dice a Leporello:

DON GIOVANNI

Zitto, mi pare sentire odor di femmina…

LEPORELLO

(Cospetto, che odorato perfetto!)

La ópera “Il Priggionero” de Dallapiccolla pretende reflejar la situación política europea durante las dictaduras fascistas. En ella, un prisionero flamenco encarcelado por la Inquisición en la Zaragoza de la segunda mitad S.XVI es torturado con la falsa esperanza de ser liberado y de hecho huele esta libertad en el aroma de los cedros, cuando en realidad es conducido a la hoguera.

EL PRISIONERO (extasiado)

¡Las estrellas! ¡El cielo! Ésta es la salvación…

Si huyo campo a través… con las primeras luces del amanecer estaré en la montaña…

El aroma de los cedros… ¡la libertad!

En las cercanías de Montsalvat (Navarra), Richard Wagner sitúa en “Parsifal” el castillo de los caballeros del Grial y a cierta distancia el jardín mágico de Klingsor, un ser vengativo, solitario, débil ante los pecados de la carne, incapaz de mantener por sí solo un voto de castidad y que llega a castrase para ser admitido como caballero del grial, que lo rechazan precisamente por haberse mutilado.

Klingsor reacciona instruyéndose en la magia negra y construyendo un jardín lleno de atractivas doncellas-flor dotadas de vida y sensuales movimientos con la intención de atrapar y llevar a la perdición a los caballeros que pasasen por allí.

En el segundo acto de la ópera, Parsifal y las muchachas flor se muestran como personajes que encarnan muy bien el poder sensorial del olfato como vehículo hacia el goce físico:

PARSIFAL (Con alegría, mezclado con ellas.)

¿Sois flores quizás? ¡Es tan dulce vuestro perfume!

MUCHACHA 1

Somos adorno del jardín…

MUCHACHA 2

…que con esencia de aromas…

MUCHACHA 1

… nos guarda solícito el maestro

MUCHACHA 1

¡No! ¡A mí! ¡Soy la más bella!

MUCHACHA 2 ¡

No! ¡Yo soy la más fragante!

TODAS

¡Yo soy la más hermosa!

MUCHACHA 1

¡No, mi aroma es más dulce!

Francesco Cilea sitúa la trama de Adriana Lecouvreur en Paris en el año 1730. La protagonista es envenenada el día de su cumpleaños con un ramillete de violetas enviado por la princesa de Bouillon, desairada porque Maurizio decide irse con la actriz. Adriana, cuando recibe el ramo, piensa que son flores de despedida de su amado y aspira profundamente el aroma mortal.

ADRIANA

¡Pobres flores!, joyas del campo.

Ayer frescas y hoy marchitas, como la falsa promesa de amor de un ingrato corazón.

El último beso, o el beso primero, aquí lo estampo, suave y fuerte, beso de muerte, beso de amor…

¡Todo ha terminado!

Con vuestra fragancia muera la esperanza:

¡con vosotras en un día sin retorno termine la duda!

La trama de la ópera verdiana “Macbeth” transcurre en la Escocia del siglo XI. En la obra, el papel de la soprano que encarna a Lady Macbeth es muy interesante desde el punto de vista dramático y musical, especialmente en la escena donde muestra el terror y la angustia de imaginar que tiene las manos manchadas de sangre del rey asesinado. Presa del remordimiento, la locura, la vigilia inacabable, la derrota y la desolación, el personaje trata de limpiar esas manchas imaginadas en las manos, al tiempo que deambula insomne por las habitaciones del castillo.

LADY MACBETH

El olor de sangre humana se notará siempre aquí…

Arabia entera con todos sus bálsamos, una mano tan pequeña no podrá purificar

¡Ay de mi!

“Peleas y Melisande” es la ópera de Debussy con la que nos introducimos de lleno en el impresionismo, donde la música depende de las sensaciones del momento e intenta transmitir lo inexpresable con el discurso.

En “Pelleas y Meisande”, el destino inexorable de los personajes los convierte en víctimas pasivas desprovistas de voluntad, indefensas y resignadas. La composición contiene una mezcla de elementos psicológicos, líricos, pictóricos y musicales que se suceden en distintas escenas individuales y cambiantes. De esta ópera llama la atención su gran humanidad, muy bien reflejada en el dolor humano ante las preguntas que no tienen respuesta.

Los personajes viven en un oscuro castillo rodeados de un bosque negro. Precisamente por ello, la sensación de sentir el aire y la luz del mar son muy importantes en la escena en la que Pelleas sale de una gruta y alcanza la costa donde por fin puede respirar:

PELLÉAS

¡Ah, por fin respiro!… Por un instante he creído que me sentiría mal. En esas enormes grutas, estuve a punto de caerme… Hay allí un aire húmedo y pesado como un rocío de plomo, y tinieblas espesas como una mezcla envenenada… ¡Y ahora, todo el aire del mar! Hay un viento fresco, mira, fresco como una hoja que acaba de abrirse sobre las pequeñas ondas verdes. ¡Vaya! Acaban de regar las flores en el borde de la terraza y el olor de las hojas y las rosas mojadas sube hasta aquí…

En otra escena de la ópera de Debussy, Golaud lleva a Pelleas a los sótanos del castillo donde hay un intenso olor a muerte (lo que sin duda representa el deseo asesino de Goulaud por las relaciones que mantienen su hermano y su mujer):

GOLAUD

¡Y bien ! He aquí el agua estancada de la que te hablé… ¿Percibes el olor a muerte que exhala? Vayamos al borde de esta roca que sobresale, asómate un poco y te golpeará en el rostro. Asómate, no tengas miedo… te sostend ré… dame… No, no la mano… podría resbalarse… el brazo. ¿Ves el abismo?… ¿Pelléas?

 

“Los maestros cantores de Nuremberg” es la obra de Wagner considerada como el pilar del arte alemán siendo denominada como la más alemana de las óperas alemanas. A diferencia de otras óperas, el maestro alemán la sitúa en un lugar y momento (Siglo XV) muy concretos y trata sobre gente normal y corriente que no son dioses, ni héroes, ni gigantes, ni enanos o dragones). Tampoco los personajes están bajo el efecto de poderes mágicos ni de bebidas.

Es una ópera en la que Wagner nos habla de la alegría, de los sentimientos humanos y de  la posibilidad de que la gente viva democráticamente si existe voluntad en ello.

La figura principal sobre el que gira la obra es Hans Sachs, un modesto y honrado poeta  de noble corazón que existió en la realidad. En el famoso monólogo bajo el saúce muestra su serena humanidad al reconocer sus propias limitaciones y la valía ajena.

SACHS

¡Cuán delicioso, fuerte y penetrante es el aroma de ese sauce!

Me relaja y anima a que le diga algo…

Pero ¿para qué serviría lo que pudiera decirle?

¡Soy sólo un hombre pobre y sencillo!

Otro personaje importante de “Los maestros cantores de Nuremberg” es Walter von Stolzing, un héroe wagneriano atípico que no agrede ni engaña a nadie. Por el contrario, se muestra como un sujeto muy normal que trata de cortejar a su amada cantando melodías. Para conseguir la mano de Eva tiene que salir victorioso en un concurso de canciones poniendo música a estas bellas palabras:

WALTER

Iluminado por la rosada aurora, inundando el aire del aroma de sus flores, pleno de delicias jamás imaginadas, un jardín me invitaba a ser huésped de sus esplendores.

El mismo texto es transformado por el taimado Beckmesser, que es un soltero celoso, envidioso, rabioso y sin talento, que también pretende la mano de Eva. Coge las estrofas escritas de la canción de Walter y compone una canción con su laúd que interpreta de manera absurda y esquizofrénica ya que entona una melodía absurda al tiempo que le tiemblan las piernas.

BECKMESSER

Mañana brillo iluminado por rosado resplandor; aromas y sangre agitan ligero el aire; tan pronto ganancioso como desvanecido, invité en el jardín, desagradable y fino.

La obra más celebre y exquisita de Richard Strauss es “El Caballero de la rosa”, una comedia con cierta carga de drama cuya trama se desarrolla en Viena durante los primeros años del reinado de María Teresa (mitad del siglo XVIII).

 

Octavian Rofrano es el caballero que lleva una rosa de plata a casa de la prometida del vulgar barón Ochs con la intención de pedir la mano de Sofía en su nombre. Cuando Octavian entrega la rosa de plata a la joven prometida, ésta describe su aroma y desde ese momento ambos quedan unidos por un intenso amor mutuo. Este momento tan mágico es acompañado por una sucesión de acordes que a modo de mezcla de sonidos agudos suena a a orquestación de plata.

SOFÍA (tomando la rosa)

Quedo muy obligada a vuestra gracia por toda la eternidad. (Un atisbo de confusión le embarga mientras aspira el aroma de la rosa) Realmente huele como si se tratase de una rosa auténtica.

OCTAVIO

Sí, tiene unas gotas de esencia de rosas de Persia.

SOFÍA

Es como una rosa del cielo. Como del más sagrado de los paraísos. ¿No le parece? (Octavio se inclina sobre la rosa que sostiene Sofía. Después se yergue y contempla su boca). Es como un saludo del cielo. Casi más de lo que uno puede soportar. Te atrae como si te ataran un lazo alrededor del corazón (En voz baja) ¿Dónde y cuándo me he sentido yo tan dichosa?

La acción de la siguiente obra transcurre en Palestina durante el siglo II antes de JC. En “Sanson y Dalila” de Saint-Saens, la protagonista seduce a Sansón, el famoso juez de Israel designado por el Dios Único desde el vientre materno para ser el líder de su pueblo. La fuerza que reside en sus cabellos la pierde junto a la moralidad por la astucia de una mujer sin fuerza ni armas. Dalila es la bella filistea de la que anteriormente estuvo enamorado Sansón. Para que Sansón le confiese su secreto solo necesita de sus múltiples encantos sensoriales combinados con el perfume de la mandrágora y el muérdago. Finalmente, el hombre duro por fuera con un interior débil es vencido por una mujer de aspecto débil con un firme deseo de venganza.

DALILA

Dulce es la fragancia del muérdago; mis besos son aún más dulces. Y el jugo de la raíz de la mandrágora es menos dulce, ¡mi bien amado! ¡Abre tus brazos a tu amante y colócala en tu corazón como una gota de suave olor cuyo perfume es embriagador! ¡Ah, ven!

Sin abandonar Palestina, nos trasladamos a las orillas del Mar Muerto para descubrir a otra de las femmes fatales de la historia. Salomé y el mito que la rodea, ha sido un recurrente motivo de inspiración de escritores, pintores, músicos, directores y actores, como van der Weyden, Picasso, Botticelli, da Sesto, Bellini, Fuseli y Tiepolo, entre otros. Además, autores como Apollinaire, Mallarmé, Flauvert, Valle-Inclán, Pessoa y Cortázar, no se resistieron a completar el escueto perfil psicológico de Salomé que se describe en la Biblia. Así, la bella princesa judía que apenas tiene protagonismo en los Evangelios, adquiere en otros autores un perverso halo de maldad que le hace perder la cabeza a Herodes antes que a Juan el Bautista.

La historia sobre la hermosa adolescente seductora capaz de desordenar el mundo masculino es el tema elegido por Oscar Wilde para su polémico drama titulado “Salomé” y que estrena en Londres en 1892. En una función en el Kleines Theatre de Berlín a la que asiste el compositor Richard Strauss nace la ópera a la que nos vamos a referir. Strauss, como otros compositores como Vivaldi, Stradella, Wagner o Massenet, no se resiste a poner música a los encantos de Salomé, a su perfil psicológico y a su obsesión por el Bautista.

En un momento determinado de la acción, Salomé se siente agobiada por el ambiente congestionado del salón de banquetes de Herodes y sale al jardín a respirar su aroma,  decubriendo la voz del profeta Juan.

SALOMÉ

¡No quiero quedarme! ¡No puedo quedarme!

¿Por qué el tetrarca me mira así, con esos ojos de topo bajo sus párpados trémulos? Es extraño que el marido de mi madre me mire de ese modo.

¡Qué fresco es aquí el aire! Aquí puedo respirar.

Damos otro salto y nos vamos de la mano de Puccini a Pekín, lugar donde se desarrolla la trama de “Turandot”, la ópera que el maestro no pudo terminar y que completó su colaborador Alfano. En esta composición, como ocurre con “Tosca”, el maestro italiano alterna la crueldad con el amor puro, una antítesis que satisfacía el instinto neroniano de Puccini.

En el primer acto de esta obra de arte en cuanto a melodías, armonías, orquestación, corales y colorido, Calaf, el príncipe desconocido, es capaz de percibir la presencia de Turandot, la princesa de hielo, en el aroma del aire. Una vez más queda reflejada la naturaleza humana y la credibilidad de un enamorado que por su determinación, ya no necesita de consejos y advertencias para llevar a cabo su empresa.

CALAF

¿No lo percibes? ¡Su perfume está en el aire! ¡Y en el alma!

Entre las virtudes más sobresalientes de Giacomo Puccini destacó su capacidad para describir la personalidad femenina mediante la música. Uno de los personajes más soberbios con los que recreó a la mujer es Madama Butterfly. En la ópera del mismo nombre, narra la intensa historia de amor que ocurre en la ciudad japonesa de Nagasaki a principios del siglo XX entre la geisha Cio-Cio-San y el teniente de la marina americana Pinkerton.

 

En un momento de la historia donde Europa sentía fascinación por el arte asiático y la pintura de Gauguin, podría parecer que “Madama Butterfly” se centra en el axioma “dos culturas, amor imposible”, pero Puccini va mucho más allá y nos muestra a una joven ingenua e inmadura renuncia a su religión y sobrevive al rechazo de sus familiares ilusionada por un futuro reencuentro con su amado con el que ha tenido un hijo.

El acto 2º de “Madama Butterfly” es un claro ejemplo de cómo Puccini sabe manejar los temas más delicados. Una vez que Cio-Cio-San ha divisado la nave de Pinkerton, ordena a Suzuki que llene la casa de todo tipo de flores:

BUTTERFLY

Tutta la primavera voglio che olezzi qui.

Y se dispone a permanecer despierta toda la noche para esperar a su amado.

Desgraciadamente para ella, los sucede a continuación no es lo que esperaba. Pinkerton llega a Nagasaki casado con una mujer americana y dispuesto a recoger al hijo nacido fruto de su relación con la geisha, que en ese momento experimenta su mágica y musical transformación en una mujer madura y desilusionada, que encuentra en la muerte la única salida a su situación personal.

En Ceilán y en tiempos pasados, Bizet nos cuenta una historia con una orquestación llena de melodías y matices. En “Los pescadores de perlas” las circunstancias de los protagonistas Nadir y Leila entran en fuerte conflicto con el amor que sienten uno por el otro y que recuerdan por el perfume de una noche vivida con pasión. Él ha hecho un pacto de renuncia al amor con su amigo Zurga para que su amistad no se vea amenazada jamás y ella ha tomado votos de castidad como sacerdotisa.

NADIR

¡Ay! ¡Tu corazón no comprende el mío!

En el seno de la noche perfumada, cuando yo escuché el alma adorada,

los sonidos de tu voz amada, ¡tu corazón no comprende al mío!

LEILA

¡Igual que tú, yo me acuerdo!

En el seno de la noche perfumada, mi alma entonces, pura y libre,

¡al amor no estaba cerrada! ¡Igual que tú, yo me acuerdo!

A Verdi le encargaron una ópera de temática faraónica para conmemorar la apertura del Canal de Suez en el Cairo en el año 1870. El resultado fue “Aida”, una de las óperas más famosas, populares y admiradas en la historia.

 

Si alguien supo recrear el sonido de las aguas del Nilo en la noche, fue el maest ro italiano. Nadie como él supo crear esa singular atmósfera de la orilla del Nilo mediante un retrato impresionista de la naturaleza, anticipándose a lo que luego propondrá Debussy.

Al comienzo del tercer acto, Aida, una bella princesa nubia que ama a un hombre que es el capitán del ejército de Egipto, pueblo que quiere aplastar a sus hermanos y al rey de ellos que es su padre, entona una triste canción acompañada de la melodía doliente y desolada del oboe ante la perspectiva de no volver a ver su tierra natal.

AIDA

¡Oh, cielos azules, suaves brisas nativas, donde serena, mi juventud lució!

Verdes colinas,

¡orillas perfumadas!

¡Oh patria mía, no volveré a verte nunca más!

¡Oh patria mía, nunca más te volveré a ver!

En la Italia de principios del siglo XX transcurre la historia de “Il Segreto di Susanna”, la ópera de Ernano Wolf Ferrari en la que Gil, el marido de la protagonista, siente celos por el olor a tabaco que hay en su casa, por lo que pregunta a su criado, hasta que finalmente descubre que su mujer es la que fuma.

GIL

¡Dime la verdad, Sante!… ¿Tú fumas?

(Sante, disimulando su turbación por la pregunta, sacude la cabeza y hace un gesto negativo)

¿Fuma quizás… por casualidad… la Condesa?

(nueva turbación y otro gesto negativo por parte de Sante)

Y, entonces, ¿por qué este olor?

GIL (para sí)

¡Lo que yo sospecho!

¡Ay de mí, el olor persiste! ….

¿Será una fantasía de mi olfato?

En la Provenza del siglo XV es donde Chaikovski desarrolla su ópera “Iolanta”, una ciega de nacimiento recluía en un jardín por voluntad de su padre, rey de Provenza, que obliga a su entorno a ocultarle su ceguera para no hacerla desgraciada. La joven disfruta del aroma de las flores, del canto de los pájaros y de las canciones de sus nodrizas y amigos., de forma que no echa nada de menos.

YOLANDA

Coged algunas flores para mí… Me gustaría tenerlas en mis manos;

la fragancia de los delicados pétalos, quizás me proporcionarán paz …

Anoche no dormí en absoluto. ¡Será posible que los ojos sirvan únicamente para llorar!

RIGITTA, LAURA, MARTA

Traemos botones de oro para ti, acianos, mimosas y lirios del valle, dulces lirios de primavera, bálsamos en flor y aromas de jazmín.

¡Tócalas, huele su perfume!

¡Son puras y frescas como doncellas!

Su fragancia puede, con toda la dulzura y frescor de los días primaverales,

alejar tormentos e infortunios, acunándote en un bendito sueño.

¡Tendrás de nuevo paz y alegría!

Son suaves como el terciopelo,  son tan delicadas y perfumadas, que olvidarás tus temores y dudas acunándote en un bendito sueño.

Perfumadas como el terciopelo, ¡Puras, frescas, suaves y tiernas!

¡Oh, cuánto placer! ¡Cuánta belleza!

“Muerte en Venecia” es la última ópera de Britten, que más que contar una historia de amor homosexual entre una persona mayor como Gustav von Aschenbach y el joven polaco Tadzio, trata sobre el conflicto entre la belleza de Apolo y la pasión de la atracción de Dionisio. El protagonista es capaz de oler en el ambiente la enfermedad (epidemia de cólera) que azota la ciudad:

ASCHENBACH

El viento sopla del oeste. El mar está en calma, el cielo nublado y la laguna huela a cieno. Mis sienes laten, no puedo trabajar.

¡Oh Serenissima, se amable! Debo marcharme, tal y como una vez ya lo hice […].

Huelo… huelo algo que no sé que es. Es como un olor dulzón de medicina…

¿Saldrá este olor de los canales? […].

¿Qué es todo esto? ¿Qué es este olor dulzón que satura el aire, amigos?

 

Nuestro viaje termina en una prisión española cerca de Sevilla en el siglo XVIII.

Ludwig van Beethoven, uno de los grandes músicos de la historia, refleja perfectamente su enorme personalidad en cada pieza de su vasta producción artística. Sus 16 cuartetos de cuerdas, nueve sinfonías y la ópera “Fidelio” constituyen uno de los legados más humanistas y profundos de toda la historia de la música.

El compositor de Bonn era un hombre con firmes principios y una gran tenacidad, a pesar de sus circunstancias vitales adversas, entre las que destaca su pérdida auditiva progresiva una amenaza para un músico profesional.

La defensa de la libertad como elemento catalizador del destino del hombre está presente en muchas la ópera entre las óperas, “Fidelio,  una llamada de Beethoven a la Humanidad, en la que destaca el contraste entre la oscuridad de la cárcel y la luz de la justicia y el tema del amor conyugal.

Para el compositor alemán, las óperas de Mozart como Don Giovanni o las Bodas de Figaro resultaban repelentes por la frivolidad de la temática. Aunque la moralidad contenida en “La flauta mágica” era otra cosa, no estaba basada en la vida real y el era un músico preocupado por los problemas reales del mundo.

Así que la forma de teatro lírico por la que se interesa es la “ópera de liberación” o “rescue opera” y en la escena de calabozo de “Fidelio”, Beethoven nos deja sin aliento con una introducción en Fa menor y el uso inteligente de las trompas y los timbales. Tras lamentar su cautiverio, Florestan sueña con la llegada de Leonora y rememora su aroma, lo que es  un rayo de esperanza en la oscuridad a la que está encadenado.

FLORESTAN

¡Dios! ¡Qué oscuridad hay aquí! ¡Qué silencio aterrador!

La nada me rodea y nada, nada vive a mi alrededor. ¡Dios, qué dura prueba!

¡Tu voluntad es justa! ¡No me lamento, oh Dios que mides los pesares!

En los días de la primavera de la vida, la felicidad ha huido lejos de mí.

Me atreví a gritar la verdad y mi recompensa fueron las cadenas.

Soportaré los sufrimientos, mi vida se extingue con vergüenza, pero mi corazón alienta un dulce consuelo: ¡he cumplido con mi deber!

¿No siento el murmurar, la dulzura de una brisa?

¿No es la claridad que ilumina mi tumba?

Veo como un ángel con olor a rosas, situarse junto a mi, consolador, tiene los rasgos de Leonora, mi esposa.

¡Un ángel! Viene para ayudarme y consolarme, hasta conducirme a la libertad del reino de los cielos.

A lo largo de esta conferencia ha quedado demostrado la relevancia que tiene el sentido del olfato a la hora de expresar sentimientos de remordimiento, nostalgia, seducción, libertad, placer, aislamiento, celos, esperanza, conflicto, consuelo, muerte, honestidad, amor o pasión.

Como decía Paul Robinson, “Si quieres entender la ópera, debes confiar en su música”.

 

Para citar este artículo:
Escobar, C. (10 de marzo de 2017). El olfato y la ópera. [Mensaje en un blog]. Blog del Comité de Humanidades de la SEAIC. Recuperado de https://www.seaic.org/profesionales/blogs/humanidades/arte-y-medicina